Hemos sido testigos, para nuestro infortunio, del más bajo y penoso episodio político de la historia de la República. Hoy ya recordamos como remoto, pero glorioso, el momento en que Mario Iguarán cumplió su periodo constitucional al mando de la Fiscalía General de la Nación. Y también viene a la memoria, ya como un hecho distante, el que tomó lugar cuando el Presidente envió la terna a Fiscal General de la Nación.
Por todos los medios posibles los magistrados de la Corte Suprema de Justicia han hecho saber a la opinión pública de su delictual jactancia de no haber votado la terna enviada por el Jefe de Estado, dando así un mensaje inequívoco de su férrea oposición al gobierno. Y es que no se nos debe olvidar que, en especial la Sala Penal, ha manifestado su desacuerdo con el Gobierno, a tal punto que decidió mandar a la cárcel a cualquier congresista del cual se rumorara que hubiere tenido pactos con grupos paramilitares, y que por supuesto fuere uribista.
Delictual jactancia se explica y manifiesta por medio del semblante del Presidente de esa Corporación, quien siempre aparece jolgorioso y feliz de contradecir y entorpecer este procedimiento. Esta reprochable conducta la han justificado por medio de la palabra "inviable", que no es más que una de las más grandes leguleyadas jamás antes oídas, y del más bajo precio, para intentar hacer malabares con un tipo penal, del cual en sus conciencias saben que están cometiendo.
Pero no hay nada que hacer; la Constitución de 1991 blindó contra cualquier cosa a los Magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, y por ende a toda la Corporación, por lo que intentar perseguir a estas personas no será más que un suicidio.
Del derecho de los jueces, llegamos al "abuso de los jueces", donde efectivamente ellos son quienes nos gobiernan, y son ellos quienes ponen condiciones. Y es que para no ir más lejos, cítese una entrevista que algunos de los miembros de esta corte hicieron al diario El Tiempo, en donde aseguran que "no existe la más mínima posibilidad de que estén quebrantando la constitución"
Lo que ellos no saben, es que además de quebrantar la Carta Fundamental, están quebrantando su imparcialidad y credibilidad ante la opinión pública, la cual no es más sino la voz del pueblo, y de allí que tengamos el mayor problema de índole Estatal. La justicia está perdiendo su legitimidad, y su sustento de existencia lo están acabando ellos mismos por causa de su imprudencia, y su profundo sentido de lo político, que a cualquiera se le puede permitir que lo manifieste... menos a ellos.
¿Hasta cuando esta fractura?
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