Tuesday, November 24, 2009

¿Hasta cuando?

Hemos sido testigos, para nuestro infortunio, del más bajo y penoso episodio político de la historia de la República. Hoy ya recordamos como remoto, pero glorioso, el momento en que Mario Iguarán cumplió su periodo constitucional al mando de la Fiscalía General de la Nación. Y también viene a la memoria, ya como un hecho distante, el que tomó lugar cuando el Presidente envió la terna a Fiscal General de la Nación.

Por todos los medios posibles los magistrados de la Corte Suprema de Justicia han hecho saber a la opinión pública de su delictual jactancia de no haber votado la terna enviada por el Jefe de Estado, dando así un mensaje inequívoco de su férrea oposición al gobierno. Y es que no se nos debe olvidar que, en especial la Sala Penal, ha manifestado su desacuerdo con el Gobierno, a tal punto que decidió mandar a la cárcel a cualquier congresista del cual se rumorara que hubiere tenido pactos con grupos paramilitares, y que por supuesto fuere uribista.

Delictual jactancia se explica y manifiesta por medio del semblante del Presidente de esa Corporación, quien siempre aparece jolgorioso y feliz de contradecir y entorpecer este procedimiento. Esta reprochable conducta la han justificado por medio de la palabra "inviable", que no es más que una de las más grandes leguleyadas jamás antes oídas, y del más bajo precio, para intentar hacer malabares con un tipo penal, del cual en sus conciencias saben que están cometiendo.

Pero no hay nada que hacer; la Constitución de 1991 blindó contra cualquier cosa a los Magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, y por ende a toda la Corporación, por lo que intentar perseguir a estas personas no será más que un suicidio.

Del derecho de los jueces, llegamos al "abuso de los jueces", donde efectivamente ellos son quienes nos gobiernan, y son ellos quienes ponen condiciones. Y es que para no ir más lejos, cítese una entrevista que algunos de los miembros de esta corte hicieron al diario El Tiempo, en donde aseguran que "no existe la más mínima posibilidad de que estén quebrantando la constitución"

Lo que ellos no saben, es que además de quebrantar la Carta Fundamental, están quebrantando su imparcialidad y credibilidad ante la opinión pública, la cual no es más sino la voz del pueblo, y de allí que tengamos el mayor problema de índole Estatal. La justicia está perdiendo su legitimidad, y su sustento de existencia lo están acabando ellos mismos por causa de su imprudencia, y su profundo sentido de lo político, que a cualquiera se le puede permitir que lo manifieste... menos a ellos.

¿Hasta cuando esta fractura?

Sunday, August 30, 2009

Colombia necesita ex presidente

Recordar es el mejor de los ejercicios que una persona y una sociedad puede hacer; el recuerdo es la estampa permanente de lo que se debe y no se debe repetir en una historia personal y colectiva. Se recuerdan hechos, se recuerdan personas, se recuerdan sentimientos, pero también se recuerdan sabias palabras.


Dentro de las últimas está la de que el tiempo no se recupera.


Colombia es un país ejemplo superando problemas; sin embargo, sigue siendo un país lleno hasta la saciedad de situaciones que exigen toda nuestra atención, empeño y voluntad para poderlos sobrellevar, pero sobretodo superar. Nuestra economía no se encuentra en su mejor situación explicada en cifras de desempleo que no paran de crecer, el comercio se encuentra en serias dificultades debido a nuestros vecinos iracundos que han personalizado las relaciones de países al mejor estilo de los más ineficaces soberanos del Medioevo, y el narcotráfico encuentra nuevas formas de moverse con la complicidad y venia de muchos quienes se escudan en las libertades del individuo.


Lo anterior, son lo temas que hemos omitido debatir con entereza, y en contra de toda lógica nos Hemos desgastado nuestros esfuerzos, dinero, posibilidades, pero ante todo el tiempo, en una discusión vana, influenciada en los más bajos y mezquinos intereses de la vieja clase política, que han encontrado en la figura de la reelección una supervivencia. Y es que el apellido Uribe en la política colombiana es sinónimo de prestigio, pulcritud, responsabilidad, entrega y brillantez. Sin embargo, son muchos los mediocres, corruptos, y miserables, los que se han refugiado bajo la bandera del uribismo y que quieren que el presidente siga, para encontrar la vista favorable de quien de lejos ha sido el mejor gobernante que hemos tenido.


El presidente debe irse en el 2010, por el bien de él mismo y del país. Álvaro Uribe es más que una persona; es una esperanza que ha irradiado la sociedad colombiana, que no dejará que cualquiera llegue a reemplazarlo. Colombia tiene un presiente como ninguno otro, pero el 7 de agosto de 2010 Colombia necesita un ex presidente, también como no lo ha existido. Necesitamos un ex presidente que se dedique a diseñar y dirigir un verdadero partido como ninguno al sol de hoy. Necesitamos un ex presidente con autoridad moral de opinión, que cuando habla todo el Estado se cuestiona ante un sonido de sabiduría. Un ex presidente enfocado a formar nuevos líderes, que aseguren la prevalencia y superación de esta República, y eso es la verdadera labor de un ex presidente.


Esa es la voluntad que debemos expresar en las urnas ante un eventual referendo. Colombia necesita líderes que sepan que necesita nuestro país, y saber nuestras verdaderas necesidades es una virtud muy exótica.

Thursday, April 02, 2009

Del esplendor de la politiquería

Colombia por años se ha destacado por tener un manejo politiquero sencillamente espantoso. Hoy día encuadramos literalmente en lo que el adagio popular pretende comunicar: "hierba mala nunca muere". En este país los mercaderes de la política, aquellos que creen que el ejercicio de ese noble y bello oficio, es la fuente de llenar sus faltantes emocionales, y sobre todo hacerse espectacularmente ricos, han sobrevivido décadas manteniendo cierto grado de influencia en la política nacional, regional y local.


Después del fenómeno Uribe, hay personajes de la vida nacional (se deberían denominar personajes de la muerte nacional) que están buscando la Presidencia de la República haciendo uso de esa vieja estrategia de empezar a repartir burocracia, entre otras cosas, sin siquiera tener posibilidades de llegar a esta altísima dignidad, dado que su capacidad mental, y sus convicciones no alcanzarían jamás para poder serlo.


Este tipo de personas, que han militado con quien convenga en el momento, no les importa el concepto de partido político, ni mucho menos la sostenibilidad de una tesis sólida de gobierno. A decir verdad, nadie sabe que es lo que realmente piensa, porque negocia acuerdos y alianzas con vertientes políticas, que entre ellas son irreconciliablemente contradictorias.


¡Que tristeza! esta supuesta "vida nacional"; este tipo de personajes jamás deberían hacer noticia, pero lastimosamente la hacen, por el hecho de ser nietos de grandes genios de antaño. Sólo les queda en la conciencia de este tipo de mercenarios, la certeza de haber hecho un trapo de inmundicia la memoria de aquellos estadistas de mediados del siglo pasado.


Solo resta decir que el pueblo emitirá la sentencia final contra estos politiqueros, que se limitan a ver cual es el camino más corto a satisfacer la sed vacía y profunda de poder, dejando atrás el verdadero sentido de la palabra política.